Sabéis esas mariposas que decimos que tenemos en el estomago cuando nos enamoramos? E llegado a la conclusión de que las mías están muertas. Seguramente yo haya contribuido a su destrucción con algunas sustancias pero vosotros las habéis matado para siempre. Las habéis envenenado con cada beso, cada caricia, cada palabra... y ellas han muerto.
R.P.
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