Ya no recuerdas los nombres. Las caras son
borrones lejanos, ya no hay sonrisas de complicidad, no recuerdas el tacto de
sus manos acariciando tu cuerpo, sus miradas se perdieron, las voces se
distorsionaron con el tiempo… Ellos pasaron a ser números perfectamente
contabilizados sin ningún otro propósito que acabar en una lista interminable
de nombres y rostros que jamás volverás a recordar.
R.P.
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